Antes

El comedor era un espacio dominado por un estilo rústico y anticuado, con un suelo de baldosas de terracota que, aunque robusto, transmitía una sensación de pesadez y un aire de otra época.

Las paredes, en tonos apagados, reflejaban el desgaste del tiempo, dando al espacio un aspecto sombrío y poco acogedor. El ambiente general carecía de frescura y modernidad, con una estética más tradicional que no se integraba bien con el resto del hogar.

Después

Tras la reforma, el comedor ha sido completamente transformado en un espacio moderno y sofisticado. El antiguo suelo rústico fue reemplazado por un acabado de microcemento en un tono beige suave, creando una superficie continua y minimalista que aporta amplitud y luminosidad al espacio. Este material no solo mejora la estética con su apariencia elegante, sino que también es altamente resistente y fácil de mantener, ideal para una zona tan utilizada como el comedor.

Las paredes, ahora pintadas en un tono lino, contribuyen a un ambiente cálido y acogedor. Este color claro y natural contrasta delicadamente con el suelo de microcemento, proporcionando una sensación de equilibrio y armonía. La paleta neutra y los materiales contemporáneos permiten que la luz fluya mejor, creando un espacio abierto y aireado, perfecto para las reuniones familiares o cenas sociales.

La reforma ha logrado que el comedor se sienta más integrado con el resto de la casa, especialmente con la cocina abierta, y ha transformado el espacio en un punto central moderno, acogedor y funcional.